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REFORMA LABORAL: TRES AÑOS TRITURANDO EMPLEO


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REFORMA LABORAL: TRES AÑOS TRITURANDO EMPLEO

Vicente Clavero

Hace tres años, por estas fechas, el Gobierno de Mariano Rajoy sacaba adelante su reforma laboral contra viento y marea. De nada sirvió el rechazo de la mayor parte de los grupos parlamentarios y de los agentes sociales, ni las razonadas advertencias que se hicieron sobre sus posibles consecuencias. La mayoría absoluta del PP permitió que la norma fuera al Boletín Oficial del Estado (BOE) y se pusiera en marcha así una auténtica trituradora de empleo.

Los empresarios la recibieron como agua de mayo, pues era la herramienta que necesitaban para aligerar sus plantillas a bajo precio, gracias al abaratamiento de los despidos y al recorte de las funciones de los sindicatos que la reforma llevaba aparejados. Lo que probablemente ni siquiera ellos pensaran es que el consecuente deterioro de las relaciones laborales les iba a servir también para contratar nueva mano de obra en peores condiciones y bastante más barato

Hoy, el Gobierno se jacta de que la reforma de febrero de 2012 ha contribuido a cortar la hemorragia del empleo y a crear puestos de trabajo, pero la realidad apunta a todo lo contrario:

Parados. El número de personas inscritas en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) ha pasado de 4.599.829 en enero de 2012 a 4.525.691 en enero de 2015, con una disminución del 1,6%. Sin embargo, la Encuesta de Población Activa (EPA), de mayor fiabilidad, refleja 170.400 parados más entre el cuarto trimestre de 2011 y el mismo periodo de 2014, último del que se conocen datos hasta ahora.

Activos. La evolución del desempleo habría sido todavía peor de no haberse producido un notable descenso de la población activa, debido a los inmigrantes que se han repatriado y a los españoles que se ha visto obligados a buscar en el extranjero su medio de subsistencia. La suma de ambos factores arroja un retroceso de 413.500 personas desde la entrada en vigor de la reforma.

Ocupados. La información ofrecida por la Seguridad Social y la que proporciona el Instituto Nacional de Estadística (INE) coinciden al señalar un empeoramiento de la situación, aunque difieren cuando llega el momento de ponerle cifras. La primera de ellas muestra una pérdida de 230.032 cotizantes durante estos tres años y la segunda cuantifica los puestos de trabajo perdidos en 583.900.

Jornada. Pero no sólo hay menos ocupados, sino que sus condiciones laborales son peores, según refleja la EPA claramente. El número de trabajadores a jornada completa ha retrocedido en 951.700, mientras que subía en 367.800 el de los que contaban con un contrato a tiempo parcial, que al término del cuarto trimestre del año pasado representaban ya más del 19% del total.

Temporalidad. Uno de los pretextos utilizados por el Gobierno para defender su reforma laboral era la conveniencia de acabar con la dualidad en el empleo. Pues bien, en eso también hemos ido para atrás: a lo largo de 2014 se firmaron 1.350.300 contratos indefinidos, 82.700 menos que en 2011. En cambio, el año pasado hubo casi dos millones de contratos temporales más que en el anterior a la reforma.

Estos y otros datos ponen de manifiesto la realidad de la reforma laboral. El resto es sólo propaganda.