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LAS 10 CLAVES DEL ACUERDO DE PARÍS


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LAS 10 CLAVES DEL ACUERDO DE PARÍS

Francois Mori - elperiodico.com

Los puntos más significativos del pacto de la cumbre mundial contra el cambio climático

El acuerdo suscrito en París por la comunidad internacional para impulsar la lucha contra el cambio climático se resume en los siguientes diez puntos fundamentales.

1. DOS GRADOS. La comunidad internacional se compromete a hacer todo lo posible para evitar que las temperaturas medias mundiales aumenten más de dos grados con respecto a los niveles anteriores a la revolución industrial y “quiere seguir esforzándose” por limitar el incremento a 1,5º, tal como exigían, entre otros, los países más vulnerables del océano Pacífico. El segundo objetivo es extraordinariamente difícil si se tiene en cuenta que las temperaturas ya han aumentado 0,9º, pero queda como objetivo deseable.

2. CÓMO SE LOGRARÁ. De los casi 200 países miembros de la Convención de Cambio Climático de la ONU (UNFCCC), 186 han presentado voluntariamente medidas para, en el horizonte de los años 2025-2030, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o bien, dependiendo del caso, aumentarlas a un ritmo más lento de lo que lo hacen ahora. No será un esfuerzo solo para los ricos, como sucedía en Kioto, sino para todos. Esta es la base de trabajo que recoge el texto aprobado en París. Es un paso clave, pero no suficiente.

3. MECANISMOS DE REVISIÓN. Para mejorar los resultados, el acuerdo de París crea un mecanismo de revisión de los compromisos, también voluntario, para observar si el esfuerzo es suficiente para limitar las emisiones globales y estabilizar las temperaturas. Para empezar, se emplaza al IPCC, el grupo de expertos en clima de la ONU, a realizar un análisis de la situación en el 2018. Los países deberán presentar un primer balance en el 2023 y, cada cinco años, endurecerlo en función de la evolución del clima. Las oenegés ecologistas consideran que, al margen de la voluntariedad, se pone en marcha demasiado tarde.

4. VERIFICACIÓN. Calcular las emisiones de origen antrópico de CO2, desde las causadas por los coches a los de la generación energética, la ganadería o las cementeras, no es tarea fácil pero cuenta con unos mecanismos estandarizados que pueden auditarse. Hasta ahora solo lo hacían los países ricos, pero se emplaza a que lo hagan también los países "en disposición de hacerlo”, entre ellos el primer emisor mundial, China, aunque con la precisión de las inspecciones han de respetar su “soberanía nacional”. A los más pobres se les exime de hacerlo.

5. OBLIGACIÓN. Los compromisos de los países de reducción de gases de efecto invernadero no serán jurídicamente vinculantes, tal y como solicitaba Estados Unidos para evitar el riesgo de que el acuerdo sea rechazado por el Congreso, de mayoría republicana y opuesta a las medidas de transición energética puestas en marcha por Obama. Sin embargo, sí será obligatorio para los países presentar contribuciones climáticas cada cinco años, que serán evaluadas de forma transparente.

6. PICO DE EMISIONES. La comunidad internacional se compromete a alcanzar un máximo mundial de emisiones de gases de efecto invernadero “tan pronto como sea posible” y reconoce que los países más pobres -aunque su objetivo a larga plazo debe ser el mismo- “necesitarán más tiempo”. Debe alcanzarse, dice  el texto, “un equilibrio entre las emisiones antropogénicas y la absorción por parte de los sumideros (bosques y océanos) en la segunda mitad del siglo”. Además, el proceso, debe asentarse “sobre la base de la equidad y en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza”.

7. DIFERENCIAS ENTRE PAÍSES Pese a que el mundo ha cambiado mucho desde entonces, el texto aprobado perpetua la división entre países desarrollados y en vías de desarrollo instaurado en la Convención de la ONU de 1992. Los más ricos han pretendido acabar con esta división, pero al final han debido ceder en aras del consenso. El acuerdo habla concretamente de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”. A las potencias emergentes como China y la India no se les obliga a reducir emisiones y se les emplaza simplemente a “mejorar sus esfuerzos contra el cambio climático en función de sus circunstancias nacionales”.

8. AYUDA PARA EL SUR. En el 2009, los países ricos prometieron la creación del llamado Fondo Verde, una ayuda financiera de 100.000 millones de dólares anunales a partir del 2020 para que los estados más desfavorecidos pudieran hacer frente a los problemas más inmediatos del cambio climático y acometer una transición energética. El acuerdo de París se compromete a incrementar las inversiones a partir de ese año, aunque sin precisar en qué cuantía. A las potencias emergentes, entre ellos China o Corea del Sur, se les emplaza a ayudar, pero siempre de forma voluntaria.

9. AVIACIÓN. Pese a la propuesta de la Unión Europea, las emisiones causadas por los sectores de la aviación y el transporte marítimo, a menudo difíciles de atribuir a un país concreto, quedan excluidos del tratado pese a que suponen el 5% y 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (tanto como las que generan juntos Gran Bretaña y Alemania). Los grandes exportadores asiáticos, Rusia y EEUU se han opuesto. Los Veintiocho estuvieron al borde de una guerra comercial al incluir ambos sectores en el 2012 dentro del sistema de mercado de emisiones. Se derogó en el 2013.

10. RATIFICACIÓN. El acuerdo está abierto a la firma de los países y la UE a partir del 22 de abril del 2016 y entrará en vigor cuando lo ratifiquen al menos 55 partes de la Convención de la ONU, siempre que aglutinen un mínimo del 55% de los gases de efecto invernadero, es decir, los mismos criterios exiigidos con el protocolo de Kioto de 1997. Lo que no queda claro es qué inventario se utilizará, puesto que, como sucede en el caso de China, los últimos datos facilitados a la convención son del año 2005.